Bianca Sopoci-Belknap

Aquí en Nuevo México, la más grande empresa de servicios públicos propiedad de inversionistas es también la corporación más grande del estado. Es como un combate de David contra Goliath donde parecería que empujamos una roca colina arriba.  

Así pues, ¿cómo podemos navegar en un panorama que se encuentra hipercontrolado por las corporaciones? Compartiendo historias y hablando con los demás. En ocasiones, esto representa pláticas frente a frente; otras veces implica reunir a personas, correos electrónicos, textos o escribir. Cada vez es más difícil abrirse paso conforme las empresas de energía eléctrica adquieren más poder, con la tenencia directa de los activos de electricidad, y también en las dinámicas más insidiosas del poder en los círculos gubernamentales. 

Es por ello que los grupos de primera línea son de tanta importancia: tienen los pies en la tierra y auténticamente hablan con la verdad al poder acerca de lo que les sucede. Al relacionarme con la gente localmente y en todo el país, he sido capaz de comprender que no estoy sola; este dominio que las empresas de servicios públicos ejercen sobre nuestras comunidades es un reflejo del sistema y la estructura que vemos por doquier. Hay esfuerzos en Maine, Nueva York y más allá, guiados para y por comunidades que luchan contra la misma codicia voraz que nunca termina; nuestras historias son las mismas y nuestras victorias se comparten.